Víctor Velasco de Lucas 

 

 

Playlist no es más que una de tantas parábolas. Sobre dos semejantes y su confusión en torno a dónde acaba el uno y empieza el otro. Y/o al revés. Sobre lo que fue su necesidad de establecer alianzas que les unieran con escogidas cadenas. Sobre su impostada ingenuidad al creer que podrían crear un tipo de felicidad absoluta a su gusto, olvidándose de que todo lo bello está colmado de dolor. Y viceversa. Sobre como su rimbombante elogio a la felicidad se tergiversó en la nostalgia más cruel. Sobre su deseo de salvación sembrada en su propia condena. Sobre el error que les llevó a creer que fuera del amor sólo había devastación, sin darse cuenta que dentro de él también la hay. Sobre su tenaz creación de una nueva civilización pensada para dos. Sobre la incomprensible crueldad que supone ser correspondido sin que hagan falta las palabras. Y sobre la frustración que supone no tener palabras con las que expresar y sólo poder hacerlo mediante palabras tomadas prestadas de otros, o mediante silencios. ¿Qué más se le puede pedir a una simple existencia, a este relato de una reconfortante inmolación? Es un gran misterio. Porque al igual que toda costa se estructura en una sucesión de cabos y golfos que, a su vez, se estructuran en otra sucesión de cabos y golfos más pequeños, así se estructura nuestra mente. Porque hoy es domingo, el mejor día de la semana, el día en el que hemos acordado permanecer. Y estamos en un hotel, al lado del mar. Y es verano. Y estamos de vacaciones, como siempre. 

 

Víctor Velasco